Desmadre, desorden, desacato, caos, anarquía en Cala Varques de Manacor. Quienes han estado lo cuentan gordo. Medio centenar de coches en el camino y otros tantos en la carretera dan una idea de la dimensión. Muchos también van paseando desde Playa Romántica. Las redes sociales lo califican de paraíso y extranjeros y mallorquines se lanzan a conocerlo y disfrutarlo.

Se rompen paredes enteras, se tiran vallados y alambradas, se trituran candados, se incumplen todas las ordenanzas y normativas. La convivencia es la selva. Es tal la presión que hay peleas por una plaza en las cuevas naturales, en los espacios libres para acampar, en las diversiones de los acantilados.

Ayer miércoles día 9 de junio de 2021 una ambulancia realizó dos servicios, hemos preguntado a responsables municipales, Costas, Govern, Consell, nadie sabe nada. Salud confirma que se hizo el servicio en el camino de Cala Varques, todos lo ignoran. No se cumple el Plan de Usos y todos toleran que se reviva Sodoma y Gomorra muchos siglos después. Han llegado los gorrillas y quienes tenían el chiringuito y no pueden ejercer se han reinventado con otra modalidad de negocio. En Cala Varques la temporada no ha notado la crisis ni la falta de turismo, la aman los autóctonos igual que los forasteros y turistas.

Ayer salia humo, hubo una alarma generalizada. 5 campistas torraban en medio del bosque. Ha llovido poco, la vegetación está muy seca. El Seprona debe emplearse a fondo, podemos perder una amplía zona forestal si no tenemos nada en la cabeza y si los controles brillan por su ausencia. Llegarán las reuniones del Plan de Emergencias y quedará constancia que se han encontrado un año más.

Pero los peligros acechan, porque este año están deseosos de llegar, tanto es así que no los podrá detener nadie. Ven al paraíso, reza una frase en una publicidad en alemán con foto a cinco columnas. Cuidado que no hay cámaras, pero hay mucho ojos que vigilan lo que allí ocurre y esto no es normal.