El Tendedero: Estoy leyendo detenidamente y con el mayor respeto el libro publicado por el profesor y escritor de Manacor Josep M. Fuster Perelló, “Dins la mar gran, (Converses amb el fill absent)”. Ya leí el anterior “Gabriel i la vida” unos meses después de fallecer en accidente su hijo Gabriel. No hay palabras de lo ocurrido, el dolor supera cualquier explicación, por injusto. Los detalles los contó con precisión su padre. Dos libros llenos de ternura y amor, dolor y tragedia, donde queda claro que Gabriel nunca morirá en esa familia.

Son quince capítulos donde padre e hijo conversan y se dicen todo lo que estiman de valor. El autor logra preciosos diálogos que a pesar de su dureza resplandecen de belleza. Debe estar orgulloso donde esté Gabriel porque su muerte ha regado campos enteros en las diferentes estaciones, y han impregnado de vida cada momento. Josep M. Fuster Perelló ha fundido la prosa y la poesía, no puedes despegarte, un lujo de libro. Las lágrimas se evaporan de inmediato por el calor de la pasión. Llego en parte a la profundidad, soy un simple informador.

Entiendo que la pérdida de un hijo es uno de los acontecimientos más dolorosos que a una madre y a un padre les puede suceder. No hay consuelo, no hay palabras que puedan decirte que puedan ayudar a paliar el dolor que sienten. El proceso para superar su pérdida y poder seguir adelante implicará dolor y la única forma de superar este dolor es poder sentirlo, entenderlo y aceptarlo, para poder seguir conduciendo tu vida, porque tu vida seguirá estando aquí. Un padre puede sentir que hablar lo ayuda, mientras que el otro puede necesitar tiempo en silencio para pasar el duelo solo.

Para algunos padres, un paso importante es crear un legado para su hijo. Precioso legado el de Fuster, que brillante, sabio, emocionante, extremo. Son nuevas formas de amar, nuevas fuentes de alegría y nuevas maneras de ver el mundo. Una parte del legado de un niño es que los cambios que traen a su familia siguen después de su muerte. Los recuerdos de momentos alegres con su hijo y el amor que compartió seguirán estando presentes y siempre formarán parte de usted.

Comprendo el trauma intenso, la confusión, rechazo y negación, no era esperado aquel impacto frontal contra su vida. Tristeza y desesperanza abrumadora, a tal punto que enfrentar algunas tareas diarias o incluso salir de la cama puede parecer imposible. Enojo e injusticia por una vida no realizada. Sentir que la vida no tiene sentido.

Cuestionar o perder la fe o creencias espirituales. Sentir su presencia cerca. Soledad y aislamiento intenso, incluso cuando se encuentra rodeado de gente, y sentir que nadie puede comprender realmente lo que siente ese padre. Todo eso y mucho más veo en ambos libros, agradezco que mi humilde opinión sirva para llamar la atención de una obra literaria especial. Gestada desde el interior más profundo, la sinceridad a flor de piel, la bondad.

Conozco hace muchos años a Josep M. Fuster Perelló, es uno de los que me anima y respeta mi trabajo, por eso es un placer decirle unas cuantas líneas de su último libro “Dins la mar gran, (Converses amb el fill absent)”. Lo ha editado para quién quiera leerlo, no se vende. Le aconsejo que lo lleve a las bibliotecas, universidades, centros de cultura. Merece la pena leerlo, digerirlo, asumir una terapia que vale para los hijos y para las personas que queremos.

Que difícil se hace ponerse a escribir en un folio en blanco después de leer esta magnífica obra. Lo expreso de corazón y no pretendo hacer una valoración profesional, solamente lo cuelgo en mi Tendedero porque merece la pena que vea la luz. Un placer haber compartido conmigo este momento tan íntimo. El libro es vanguardia y sabe a humanidad. Es todo amor. Rafael Gabaldón San Miguel.