Los daños colaterales son quienes tienen el COVID-19 y todos los demás.
Editorial: El pueblo que pagará todo esto debe decidir si quién lo gasta merece más confianza porque en este COVID-19 estamos todos juntos
Es muy serio el COVID-19, para quienes lo están pasando y para quienes esperan el antídoto. Todos somos uno. Nos ha traido la ruina desde todos los ángulos. Los únicos que no se han enterado son los políticos.
AGENCIA MANACORNOTICIAS 25/09/2020 - 05:57:44
El COVID-19 nos pega por todos los sitios, libertad, movimientos, salud, seguridad, educación, servicios sociales, economía, trabajo. Un drama. Si este virus está diseñado en un laboratorio, que paguen los culpables.

Editorial: Daños colaterales se emplea en el lenguaje para las acciones militares. Como el Coronavirus COVID-19 es una guerra vírica en toda la regla, lo emplearé para referirme a todas las personas que afecta de forma secundaria y otras cuestiones con graves perjuicios para la salud. Resulta que de nuevo los infectados, contagios, están acaparando la actividad casi en exclusiva de los hospitales en general y la Atención Primaria en particular. Se da preferencia al COVID-19 y se ponen en cuarentena plantas enteras de centros de salud de referencia, y los más graves ocupan las UCIs.

Antes de llegar el Coronavirus de la todopoderosa y ahora primera potencia del mundo China, los ambulatorios estaban llenos y se atendían a diario cientos de patologías. La denominada sanidad universal tenía en la Atención Primaria uno de los pilares para resolver lo menor y canalizar a los Hospitales las pruebas de mayor dificultad y graves, operaciones, partos, infartos, cáncer, diálisis, tratamientos, resonancias, rayos, los profesionales emitían sus diagnósticos para que interviniesen los especialistas. Se atendía casi frenéticamente el día a día.

Claro que hay efectos colaterales. Se suspenden intervenciones quirúrgicas previstas. Citas dadas con fecha, hora y firma. Todo se posterga en el tiempo. Solo funciona bien Hacienda y sus mentiras al descubierto.

Ahora con los ambulatorios y centros de salud cerrados, con consultas por teléfono y con distancia en la medicina, como deben resolverse los problemas que no están relacionados con el COVID-19. Seguirán habiendo todos los enfermos de cada año, con sus achaques interminables los más mayores y sus problemas de salud cuando no es urgencia y estás creciendo, accidentes. Como resolverán los miles de problemas los traumatólogos y otros especialistas antes predominantes. Que pasará con las anginas de pecho, ictus o infartos. Donde se han metido quienes necesitaban el trato humano del galeno/médico y la enfermera/o.

Llega el drama de las Residencias, allí no vislumbran la mano de la medicina, la salud universal dejando de lado a nuestros mayores (no son viejos). Ellos tienen Seguridad Social y da igual que estén en su casa o en un geriátrico. Deben atenderles profesionales en cantidad suficiente. Ellos/as están llenando de nuevo hospitales y UCIs. Seguro que habrá tercera vez, y clarísimo que tropezaremos con la misma piedra. Nadie dimite en este país de Pepe Gotera y Otilio, y sus Reinos de Taifas, porque nos apuntan con el cañón de la manipulación y nos hacen creer lo contrario a la realidad. Pocos se organizan para gritar, no es cierto.

Los daños colaterales son quienes tienen el COVID-19 y todos los demás. Estamos sumergidos en un submarino sin ventanas ni paisajes. Todo postales y fotografías puestas para la ocasión. Si no termina esta situación quedamos desplazados y solo tendrán citas cercanas en Salud quienes mantienen su seguro privado. La población ha pasado a un segundo plano. Como hay que vigilar al bicho, todos están detrás de él, ejército, policía, sanitarios, especialistas. Por eso rebrotan otras enfermedades y por lo mismo los amigos de lo ajeno roban a destajo.

El COVID-19 nos pega por todos los sitios, libertad, movimientos, salud, seguridad, educación, servicios sociales, economía, trabajo. Un drama. Si este virus está diseñado en un laboratorio y quienes se están haciendo con todas las empresas del mundo para meterlas en el saco de las multinacionales han tenido algo que ver, habrá que pedir a la justicia suprema su intervención y que paguen por lo que están haciendo. El pueblo cuando anda junto y unido tira abajo en menos que canta un gallo al imperio más sólido. No podemos permitir que nos esclavicen con siete cadenas y se queden tan panchos.

Claro que hay efectos colaterales. Se suspenden intervenciones quirúrgicas previstas. Citas dadas con fecha, hora y firma. Todo se posterga en el tiempo. Solo funciona bien Hacienda y sus mentiras al descubierto, ya no somos todos, ni en derechos, y obligaciones. Si no tenemos nada y nos quitan la Salud, para que aportar nada al caos y la estafa.

Es muy serio el COVID-19, para quienes lo están pasando y para quienes esperan el antídoto. Todos somos uno. Nos ha traido la ruina desde todos los ángulos. Los únicos que no se han enterado son los políticos. Todavía siete meses después de esta catástrofe siguen jugando con trapos, territorios, rebuznos, miserias y desplantes. El pueblo que pagará todo esto debe decidir si quién lo gasta merece más confianza. Rafael Gabaldón San Miguel.

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