Editorial: Con la llegada de miles de infectados y contagiados de COVID-19 a toda España (la de Pepe Gotera y Otilio, y la de los Reinos de Taifas) se ha demostrado que los rastreadores son la pieza fundamental para evitar el caos y la vuelta al confinamiento, junto con los profesionales de Atención Primaria. Dos piezas del ajedrez de la pandemia que se han pasado por el forro, primero el mando único, la cogobernanza y las comunidades autónomas. Ver para creer. Buscan rastreadores para darles un cursillo rápido de protocolo sanitario en las carreras que tienen algo que ver con el tema que nos ocupa del Virus.

Un rastreador tiene que saber algo del COVID-19 y desgranar la madeja desde el primer contagiado e infectada hasta el último rincón de la relación que tuvo el afectado. Una cuadratura del círculo que de no seguirse con rigor quedan sueltos los terceros y cuartos afectados, y todo el trabajo habrá sido ineficaz. Dicen los expertos que debe haber un rastreador por cada 5.000 habitantes, ese porcentaje es el mínimo optimo para proteger la cadena. En caso de no ser así, los brotes no podrán cerrarse como deben y habrá descontrol y se escapará todo de las manos.

Si son una persona por cada 5.000 habitantes, aquí en Baleares debemos contar con al menos con 240 rastreadores, es la operación de dividir 1.200.000 habitantes por 5.000 residentes y nos da el resultado de nuestras necesidades y demandas. Sanidad dice que Baleares está controlado en brotes y rastreadores. La propia consejera asegura que es así. Ayer reconoció Salud que hay 15 nuevos brotes y que se sigue a 2.200 personas. Quiero creer a pies juntillas que lo que dice el Govern es cierto y que los rastreadores son suficientes. De no ser así tenemos un gran problema y gordo.

Todos los que se informan un poco cada día sobre el coronavirus Covid-19 saben que al hacerse más pruebas están saliendo contagiados por todos los rincones y entonces es cuando se pone en marcha el operativo para delimitar los contactos del infestado y aislar el brote. Aquí en Baleares que somos de los menos afectados del país el lunes tuvimos 128 nuevos infectados y ayer 84, pasamos de los 550 y si bien los hospitales no reciben ingresados para asustarnos, en casa hay muchas personas atendidas por la sección de primaria de la consellería. En definitiva hay que ponerse en serio de los contrario nos veremos desbordados y entonces llegarán las prisas y no son buenas consejeras.

Hablando de Sanidad, brotes, COVID-19, vacunas, tratamientos, rastreadores, primera línea. Debemos de tener en cuenta que los sanitarios lo han pasado muy mal y junto con ellos, sus familiares. Han sido un colectivo ejemplar. Las personas que conviven con los sanitarios merecen un doble aplauso, esos ciudadanos/as desde el completo anonimato han colaborado con la causa de manera especial, sustancial, vital. Muchos se han infectado también y han alternado y convivido con los contagios de los 70.000 sanitarios que sufren las consecuencias del COVID-19. Cuando se hable de héroes en esta pandemia los familiares de los sanitarios tendrán un espacio de honor en los galardones.

Mientras las TV por orden de los manipuladores de la opinión pública, siguen enfrascadas en exclusiva con Juan Carlos I, esté país puede llegar al colapso y provocarse un descontrol imposible de reorganizar de nuevo. Quienes dan las órdenes se han ido de vacaciones y han dejado el piloto automático y la foto fija de la monarquía y la república. Un debate que ahora no tiene sentido porque cuando estás a punto de caerte por un acantilado y los bolsillos vacíos, que más da si el modelo de Estado es verde o rojo, azul o morado, naranja o blanco. Esos debates políticos son para épocas de paz, ahora estamos en la Tercera Guerra Mundial y las bajas se cuentan por millones. Rafael Gabaldón San Miguel.